Duerme, que viene el coco

martes, 23 de mayo de 2017

Un desenlace alternativo

UN DESENLACE ALTERNATIVO
El hombre apretó el paso. No quería llegar tarde. Acababan de dar las diez y media de la noche, y a esa hora ya habría terminado el concierto de aquella extranjera que osaba mostrar su cuerpo casi desnudo ante millones de personas, infieles que no merecían vivir.
Él sería uno de los mártires que alcanzara el Paraíso. Su sacrificio merecería la pena. Alcanzaría la gloria y sería nombrado como uno de los grandes después de acabar con la vida de muchos de aquellos occidentales. Se llevaría por delante al menos una docena, con suerte caerían más. Otros quedarían heridos, y todos, el país entero, se sumiría en la histeria, la tristeza y el horror.
Aquella noche del veintidós de mayo jamás sería olvidada.
Esperó fuera del vestíbulo del Manchester Arena, nervioso. Aguardaba el momento adecuado, cuando más gente pasara por allí procedente del vestíbulo. Su mano temblaba ligeramente sobre la llave que abriría el caos, mientras miraba a su alrededor. Fue entonces cuando sus ojos se cruzaron con los de una niña pequeña, no mayor de cinco años. La chiquilla le sonrió tímidamente, agarrada de la mano de su madre. Aquella límpida e inocente mirada produjo una mutación en el interior del hombre.
Lentamente, apartó la mano del artefacto que iba pegado a su cuerpo. Devolvió la sonrisa a la cría, se dio media vuelta y salió por donde había entrado. Esa fue la única detonación que se produjo aquella noche.
D.E.P.



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